17 feb 2009

UNA PARA NIÑOS


AL PAN PAN Y AL NIÑO NIÑO (en desconcierto)

POR NUESTRO CRÍTICO VENENOSO: K.Ese.Escoria

La concurrencia de nenes y nenas, era algo digno de destacar. Puntualidad inglesa para que los padres se lleven a los pequeños diablillos a hacer la siesta posterior (nada mejor que cierto tipo de teatro para adormecer juventudes inquietas).

Entonces llegaron los músicos, muy bien vestidos, muy lindos instrumentos, pero noté algo extraño desde el principio, estaban inmersos en un aburrimiento, que la tortuga de Momo de Michael Ende era la emulación de Flash a su lado.

Ya noté algo raro cuando uno de ellos dijo “¿y si tocamos el último tema?” y una de ellas respondía “si, acabemos con este suplicio de una buena vez”. Y de un sopetón, sin mucho más trámite se pusieron a cantar:
Solos y deprimidos
Desde el fondo de mi angustia
Puro dolor
Canción que duerme
Dame menos datos que es una adivinanza no un juego para idiotas
Barba muerta
Canción del que se quedó despierto
Fulana, Mengana, Sutana, que me importa, que se yo, váyanse todos a la….
Ua uai uaaaa uaaaaaaaaaaaa uaaaaaaaaaaaaaaaaaa!! (llanto de bebé)
Estereotipo andino
El sapito es verde (¿Que esperabas que sea azul? ¿Niño baboso?)
Al pan pan, acabamos de una vez.

Y bueno, el público pidió otra, porque son niños y a los niños les gusta la música y los niños no necesitan notar que sus actrices preferidas tienen caras de haberse tomado una cajeta de Valiums, y los niños te perdonan que andes pateando los micrófonos de tus compañeros de escena y los niños finalmente no se están fijando en pavadas como la sonrisa, el buen humor, la energía, el cuidado escénico, el apuro, etc, etc.

Y el grupo finalizó con el hitaso: La ballena Magdalena (de ahí la expresión llorar como la Magdalena).

Al final cantó un pato, pero para ese momento los niños estaban en éxtasis y ni lo notaron.

La pregunta ahora es: ¿debemos perder el rigor escénico al hacer teatro para niños? ¿Será necesario? O ¿Seré yo maestro? Tantas preguntas, tantas preguntas que necesitan responderse y este grupo de excelentes músicos (hasta ahí llego con la adulación), nos ayudó a plantearlas.

Todo acabó con “ ¡Mi abuelito es re cool! ” y la respuesta “!y?! ¡A mí me chupa un huevo tu abuelito!”.

En fin, los niños perdonan.

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